TERREMOTO EN CHILE
Al día siguiente
del terremoto le comenté a un vecino sobre una fisura en un muro del patio de
mi casa, al respecto me dijo:
“Hay una solución súper buena, le mandas a
poner al muro barras horizontales, así en caso de derrumbe caerá hacia el otro
lado y a ti no te afectará, el problema será de tu vecino”
Sorprendido por el
comentario solo lo mire sin decir nada. luego pensé que este comentario no es
aislado, es el reflejo de algo más profundo que acontece en nuestra sociedad.
Desde la madrugada
del sábado 27 de febrero se nos ha venido encima una ola de miedo,
incertidumbre, dolor, pérdida y angustia junto a otra ola de imágenes y
testimonios desoladores a cargo de los medios de comunicación.
Primero el impacto
del terremoto, luego el impacto de los daños que provocó el terremoto seguido
del impacto del maremoto.
Aún estamos
aturdidos tratando de entender qué es lo que pasó y junto a ello comenzamos a
especular respecto de cómo seguiremos con nuestras vidas a partir de éste
remezón de la tierra, de este remezón en nuestros cuerpos y por sobre todo de
este remezón en nuestras conciencias.
Los ingenieros y
especialistas en construcción hablan de fisuras y daños estructurales y frente
a ello recomiendan abandonar el lugar afectado por el inminente peligro de colapso,
es decir esa estructura ya no es capaz de albergar, de contener, de proteger.
es necesaria una nueva, una que pueda brindar la seguridad que la otra era
incapaz de entregar.
¿Qué estructura de
relación y convivencia hemos construido en Chile durante las últimas décadas?
Llegan noticias de
asaltos a heridos instantes después de ocurrido el terremoto, junto a ello las
impactantes imágenes de los saqueos, de las bandas, del pillaje, del robo, de
las compras desmedidas, de la desconfianza, de los grupos armados que intentan
proteger lo que les quedó, de la soberbia y falta de humildad. caos, desorden e
individualismo extremo pareciera a momentos que aventajan a la solidaridad a la
compasión, al amor por el otro, por el legítimo otro.
parece que nuestro
actuar, nuestro hacer, nuestra forma de estar y transitar en esta sociedad
chilena de las últimas tres décadas, calza bastante con lo que nos han mostrado
las imágenes en términos de la desconfianza, del individualismo y la pérdida
del respeto por el otro, una muestra de esto es lo que ocurre todos los días en
las calles y oficinas de nuestro país. acaso no se ve agresividad en la forma
de conducir de mucha gente, acaso son respetados los pasos peatonales, o lo son
los estacionamientos reservados a minusválidos y qué ocurre con el bullying y
la intolerancia con los que son distintos o los que piensan diferente. en fin,
podría continuar con muchísimos ejemplos, solo pensar en esto hace que las
situaciones emerjan a borbotones.
Una mirada hacia
donde estamos evitando mirar diría que nuestra sociedad tiene fisuras y daños
estructurales.
Me surge la
siguiente pregunta:
¿Qué podemos
empezar a hacer distinto para construir una sociedad más equitativa, solidaria
y compasiva con el otro a partir de esta experiencia?
No hay comentarios:
Publicar un comentario