Esta es una pregunta que parece inocua aun cuando sabemos
o percibimos el gran trasfondo que contiene. ocurre que cuando nos hacemos ésta
pregunta nos obligamos a pasar a la “vereda del frente” y desde ahí mirarnos,
observar lo vivido y compararlo. En éste punto surge el primer escollo y la
primera trampa. El escollo es que no sabemos exactamente con qué comparar,
parece que en algún momento de nuestras vidas logramos conectarnos con eso que
queríamos hacer, con eso que nos movía poderosamente, sin embargo, volver a
escarbar en ese lugar requiere un ejercicio distinto, un esfuerzo nuevo un
agitar algo y para qué si total ya ha pasado tanto tiempo y no estamos tan incómodos
y por último las cosas son como son, no podemos pedir la perfección. nos
decimos, nos contamos, nos conformamos.
La trampa en la que solemos caer con mucha facilidad es
confundir lo que queríamos hacer y los que nos movía poderosamente con aquello
que no tenemos aún, aparecen objetivos conjugados en infinitivo; mejorar,
desarrollar, consolidar y varios de ese tipo, se diseñan acciones y
conversaciones, se evalúa, se rediseña y finalmente se logran muchos de ellos.
¿dónde se ubica ese punto en el que se dejan de perseguir
sólo objetivos? ¿cómo recomenzamos a descubrir “eso” que en algún espacio de
tiempo nos generó tanto sentido? eso que luego tranzamos por miedo. ¿cómo nos
reconectamos con lo que esencialmente nos mueve?
Surge nuevamente la misma pregunta:
¿cómo
quieres vivir tu vida?
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